Tengo la mala costumbre de juzgar a la gente por su calzado. Sí, lo reconozco, lamentable costumbre ( ” no juzguéis y no seréis juzgados ” Lucas 6, 36-38 ), lo sé, pero a mis cincuenta y…, ya no me veo posibilidades de cambiar. Arrepentimiento, puede ser… Propósito de enmienda, en absoluto.
Voy por la calle con la mirada en los bajos ( zapateriles ) de la gente. Y aunque se me acuse de parcial y tendenciosa, y de que soy una influencer senil con pretensiones, la cruda realidad es que se ven pocos zapatos bonitos. Y a determinadas edades, ya ni les cuento…
La gran Celia Gámez dijo que cuando una mujer prefiere unos zapatos cómodos a unos bonitos es que definitivamente es una vieja. Hasta la palabra es ofensiva… Vieja.
Así que…¿ no hay opción? ¿ Es la comodidad esa excusa a la que nos agarramos para calzar una y otra vez los zapatos que ya tenemos domados, aunque sean un horror estilístico ? ¿ Son la comodidad y la pereza primas hermanas ? Pues no, señoras, desde la humildad de su origen obrero, se alzan como reinas de la clase y frescura veraniegas para acudir en nuestro auxilio las alpargatas.
Su historia se remonta, parece ser, al antiguo Egipto… ¿ las luciría Cleopatra en sus glamorosos pies ? Desde entonces para acá, se le han dado muchas vueltas al diseño original, en alturas, en materiales, son sencillas y lujosas, son imprescindibles.
He aquí un alegre revoltijo veraniego:
Empezamos con algo rojo, como no…

Altas, altísimas en tono beige

Las cadenitas de la luna y las estrellas son de Marvic ( Ávila )
Un poco de verde para animar el blanco

El collar es obra mía
Estas alpargatas azules son un comodín perfecto, como dice mi amiga Consuelo, que es colombiana, salen con todo…
Por ejemplo, con pantalón azul y top blanco ( de Karen Millen )
Aunque aquí le he puesto estas planas que compré en un mercadillo.
Y, como dicen los anglosajones, last but not least, blanco y negro.
Estas son unas clásicas de cordones anudadas al tobillo de Castañer. Si ustedes han visto alguna foto promocional de la película que encabeza esta entrada, tendrán en sus retinas a la etérea Grace Kelly, destilando finura y distinción ( con Cary Grant al lado , que también ayuda ) portando unos shorts y unas alpargatas parecidas. Yo reconozco que me cuesta encontrarles el punto. Tengo la sensación , cuando me las calzo, de parecer que salgo del salón de ensayo de bailes regionales de mi pueblo…
Y sí, me gustan de cuña alta , pero no las de plataforma, me da la sensación de llevar dos macetas en los pies. Y ni bajo una sesión de hipnosis me harán creer que este tipo de zapatos estiliza la figura.
La novedad en la moda está muy sobrevalorada, luego resulta que la novedad no es tal novedad, todo se ha llevado antes de alguna u otra manera, pero las cosas bellas permanecerán. Unas zapatillas con suela ” tocha ” nos harán sonreír con sonrojo al ver fotos nuestras en el futuro, unas alpargatas bien puestas nos confirmarán lo que siempre supimos de nosotras: que derrochamos estilo.
¡ Feliz semana !