En los años 80 triunfaba en televisión la entretenida serie romántica ” The Love Boat” ( Vacaciones en el Mar en España ). Y no, no he necesitado consultarlo en Wikipedia. Hay cosas que, por edad, recuerdo perfectamente haberlas visto. Parece que estoy oyendo la musiquilla. A lo largo de 246 episodios y a bordo del Princesa del Pacífico , entre otros buques, se desarrollaban las más variopintas y enredadas historias de amor. El desfile de estrellas invitadas que participaron en los diferentes capítulos fue proverbial, hasta nuestro inmortal Chiquito de la Calzada apareció en una ocasión. Y siempre, siempre, triunfaba el Amor.
Claro que, apoyada en la barandilla de la cubierta Promenade, al atardecer, con los delfines haciendo acrobacias y el barman aquel con el pelo a lo afro ,( Isaac se llamaba el muchacho ), dándole a la coctelera… como para no caer rendidas ante el primer pollo que nos susurrase algo al oído, aunque fuera la lista de números primos.
Era todo perfecto, casi perfecto. Casi, señoras, es un adverbio muy interesante, cuando lo usamos rebajamos las expectativas de lo que vamos a decir a continuación. Pero , en realidad , ¿ que podía importar que, nada más soltar las maletas , el morenazo descubriera que la muchacha elegida por su corazón tenía menos conversación que un grillo?¿ Y si la rubia pizpireta, capaz de enfrentarse a su dominante madre por el amor de su supuesta alma gemela, comprobase, con espanto, que se había emparejado con un tontaina con el encefalograma más plano que Homer Simpson ?
Visto así , y centrándonos en el armario, declaro mi amor eterno y sin condiciones a los pendientes. Creo que en una isla desierta, si tuviera que elegir, antes me llevaría alguno de mis aretes que un peine, por ejemplo. Y no puedo entender a las mujeres que siempre llevan los mismos accesorios en las orejas. Me parece un territorio tan sensual que merece el mejor de los adornos.
Tengo dos aretes básicos:
Pero el fruto de mis amores en esta ocasión son los pendientes tipo colgante:
De Follie Follie
De Musula
De un mercadillo
De Uno de 50
De Adúo de Guadalajara
De Viceroy.
De Swarovski
Así me gustan a mí las historias de amor, intensas pero que fluyan y sobre todo, que acaben con una sonrisa de satisfacción. Porque hay amores platónicos. amores que matan, amores imposibles y amores tan fugaces que ni fueron amor. Hay mal de amores. Hay amor de madre y amor propio. Hay donde escoger.
Pero si no fuera por los amores trágicos no nos quedarían apenas baladas. Y las manos de mármol de los Amantes de Teruel, eternamente separadas, no nos parecerían tan sobrecogedoras.
Como Ronny le dice a Loretta en la película que encabeza esta entrada : ” Te quiero…el amor no hace que todo sea hermoso, lo echa todo a perder, te parte el corazón , lo lía todo. Los copos de nieve son perfectos pero nosotros no….Y ahora, ¿ quieres hacerme el favor de subir a mi casa y meterte en mi cama… ?
Eso es, señoras, una declaración de amor. Y de intenciones.
¡Feliz semana!